martes, 23 de noviembre de 2010

Edomex: López Obrador avanza

Aunque no necesariamente se reflejará en su provecho en la elección constitucional, la estrategia de Andrés Manuel López Obrador en el Estado de México ha conseguido poner en jaque al PRD, y probablemente consiguió ya imposibilitar la alianza de ese partido con Acción Nacional en el proceso que culminará en julio próximo.
 
Miembros del Movimiento por el Cambio Verdadero, la iniciativa de López Obrador en esa entidad, emitieron el jueves pasado una comunicación en que avisan haber decidido “promover a Yeidckol Polevnsky Gurwitz como aspirante de este movimiento social y político para que en su momento procesal legal los partidos políticos pertenecientes al mismo, resuelvan sea considerada como candidata al Gobierno del Estado de México”.

Aunque firman a título personal, los nombres de los senadores Alberto Anaya y Luis Walton como signatarios de este pronunciamiento, indican que la senadora Polevnsky será apoyada por el PT y Convergencia en la próxima contienda electoral. Más todavía, y en ello consiste el éxito de esta operación de López Obrador, aparecen también como firmantes miembros distinguidos del PRD, algunos de ellos precandidatos a la Gubernatura, que ponen “por encima de nuestros intereses personales el proyecto nacional de transformación de México que, imprescindiblemente pasa por la elección del Estado (de) México”. Son esos firmantes, entre otros, Horacio Duarte, Higinio Martínez, Reynaldo Rosas, Domitilo Posadas, Rosendo Marín. Son integrantes de corrientes de relieve en el Estado de México, como el Grupo de Acción Política e Izquierda Democrática Nacional. La importancia de su participación en este lance crece si se considera que una y otra mantuvieron alianza con Nueva Izquierda, la corriente de Jesús Ortega, que promueve la alianza con el PAN.

La candidatura de Yeidckol Polevnsky y el apoyo de esos perredistas coloca en un predicamento a Ortega y a Luis Sánchez, el líder perredista mexiquense, empeñados en la coalición con el partido blanquiazul. Les será muy difícil, aun si previamente se pactara la alianza, hacer que su partido apoye a un candidato ya no digamos panista sino a un ciudadano sin partido, mientras que la alternativa sea postular a una militante del PRD que ha participado ya en dos procesos electorales con la bandera de ese partido, y actualmente es miembro de la bancada perredista en Xicoténcatl.

Presidenta de la Cámara Nacional de la Industria de Transformación de 2002 a 2004, Yeidckol Polevnsky interrumpió su carrera empresarial para ser candidata del PRD y del PT a la Gubernatura mexiquense, en 2005. Ocupó la tercera posición, muy lejos de la primera, fabricada a golpes de dinero y televisión a favor de Enrique Peña Nieto, pero cerca de la del candidato panista (apoyado entonces también por Convergencia), Rubén Mendoza Ayala. El aspirante priísta, sostenido por su tío el gobernador Arturo Montiel (que gastó carretadas de dinero en promover a su criatura y de paso su propia aspiración presidencial) obtuvo el 47.8% de los votos (1’801,530 en números absolutos), mientras que el del PAN (que se fue de su partido posteriormente) llegó a 936, 615, el 24.7%, sólo tres décimas por arriba de Yeidckol Polevnsky, que alcanzó 24.3% (918,347).

Esos resultados han alentado la percepción de que el PRI puede ser vencido únicamente mediante la alianza del PAN y del PRD, pues la suma de los votos de ambos partidos hace cinco años sobrepasa la votación priísta (si bien es de reconocerse que una coalición no acumula mecánicamente los efectivos electorales de los aliados). Pero López Obrador, adverso a todo trato con Acción Nacional, supone que es posible el triunfo de una coalición que excluya al PAN y aun al PRD si éste perseverara en escoger como aliado al blanquiazul y no al PT y Convergencia, con los que ya ha librado varias batallas conjuntamente.

No he visto que lo haga, pero López Obrador puede aducir a favor de su tesis los resultados de la elección senatorial de 2006. Es claro que entonces la gran fuerza del propio candidato presidencial modeló los resultados locales en un gran número de entidades. Pero en el Estado de México la fórmula apoyada por PRD, PT y Convergencia, con la propia Yeidckol Polevnsky en fórmula con Héctor Miguel Bautista venció ampliamente a sus antagonistas: La Coalición Por el Bien de Todos obtuvo casi dos millones y medio de votos (2’462, 614 exactamente), contra 1’766,443 del PAN (por lo que Ulises Ramírez es senador de minoría), y 1’029, 038 de la coalición del PRI y el Verde.

Las cifras de 2005 y de 2006 probablemente quieren decir que la fuerza de López Obrador hace la diferencia. Es cierto que en el País el apoyo popular al ex candidato presidencial (y el Estado de México no es la excepción), se ha abatido de manera considerable. Pero también lo es que, al haber tomado a pecho la sucesión en esa entidad, y al aplicarse a recorridos puntuales por su territorio, conforme a la estrategia que pese a todo lo hace el mayor dirigente social en este momento, el ex líder perredista puede incidir de manera determinante en el resultado electoral.

Por lo pronto, el pronunciamiento a favor de la senadora Polevnsky, a todas luces la candidata de López Obrador, puede tener eficacia interna en el PRD, que aún no ha consumado su alianza con el PAN y queda colocado en una difícil posición, de contender contra una sobresaliente militante suya, que cuenta con el apoyo de significados líderes regionales. Ya veremos.







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