miércoles, 25 de mayo de 2011

Las otras elecciones

El proceso electoral del Estado de México atrae la atención de la opinión pública participante por razones explicables. Las más perceptibles son, por un lado, que contiende sin contender el gobernador Enrique Peña Nieto y, por otra parte, que Andrés Manuel López Obrador necesita probar que la movilización directa de los ciudadanos, con él mismo a la cabeza, puede contrarrestar una campaña poderosa en dinero y difusión.

Es preciso, sin embargo, que consideremos que en julio mismo hay jornadas electorales también en Coahuila y Nayarit. Sus resultados tendrán un efecto más allá de los linderos de esas entidades. Aunque se aprecian altas posibilidades de que el PRI, que gobierna ambos estados, los conserve bajo su control, eventualmente puede ocurrir el triunfo de la oposición.

En ambos lugares se frustró la coalición que habían anunciado el PAN y el PRD como parte de su política de alianzas, exitosa en 2010, pero que comenzó a naufragar apenas se inauguró este año electoral. Ni en Guerrero ni en Baja California Sur se reeditó esa unión partidaria, aunque el candidato del PAN guerrerense declinó a última hora concluir la búsqueda del voto y pidió a sus partidarios votar por el priísta postulado por el PRD. En Baja California Sur de la alianza se pasó a la contienda áspera debido a que el PAN acogió -y con él alcanzó la victoria- a un fallido candidato perredista.

En Nayarit el fracaso de la coalición PAN-PRD, programada con mucha anticipación ha significado un fuerte golpe de la corriente Nueva Izquierda, pues se calculó que juntos los dos partidos llevarían al Gobierno a Guadalupe Acosta Naranjo, uno de los principales dirigentes del chuchismo. Rota la alianza, el candidato del PRD no sólo tiene, a solas, escasas posibilidades de triunfar, sino que acaso quede en tercer lugar. Paradójicamente, causaría ese desairado desenlace una compañera de bancada de Acosta Naranjo en la fracción perredista en San Lázaro, Marta Elena García. Ella es esposa de Antonio Echevarría, que en 1999 ganó la Gubernatura sostenido por una amplia alianza opositora al PRI, partido a que había pertenecido largo tiempo. Ya Gobernador, se afilió al PAN y acaso por tomar esa opción no consiguió que cristalizaran las aspiraciones de su esposa, de ser candidata a sucederlo. Recuperado Nayarit para el PRI hace seis años, hace dos la señora García fue elegida diputada federal por el PRD. Su activismo en ese partido fue exitoso y resultó precandidata, misma condición que tenía Acosta Naranjo. En la contienda interna por la candidatura, el PAN hizo suya su aspiración y adquirió con ese gesto tal fuerza que Acción Nacional terminó inscribiéndola en el proceso electoral fuera de la coalición. Todavía se estimaba posible que una encuesta a realizarse mañana dijera la última palabra, respecto de la alianza y la candidatura, pero el PRD escogió no llegar ya a ese punto. De manera que el PRI, que padeció desfiguros internos, que no alteraron la postulación del alcalde de Tepic, Roberto Sandoval, se beneficiará de la presentación de dos candidatos que reñirán entre sí más que frente al tricolor.

En Coahuila el PRD iba a adherirse al PAN, no tanto a coaligarse con él, dada su debilidad. El PRI postula a Rubén Moreira, diputado federal y hermano de Humberto Moreira, su antecesor, líder nacional del partido, todo lo cual lo dota de las mayores posibilidades de triunfo. Su principal contendiente es el senador Guillermo Anaya, compadre del presidente Calderón que, aun antes de serlo gozaba de fortuna política: fue elegido Diputado local en 1997, Diputado federal tres años después y Alcalde de Torreón en 2003.

La izquierda, que antes y después de la efusión cardenista de 1988 cuenta con escasos adeptos en esa entidad, no los multiplicará sino al contrario, pues presenta dos candidaturas, reflejo del fenómeno que nacionalmente protagonizan los seguidores y los antagonistas de Andrés Manuel López Obrador. El PRD, que va a solas, presenta como candidato, como muy tenues posibilidades de figurar, al ex diputado local y ex regidor del Ayuntamiento de Parras Genaro Fuantos Sánchez. Mayor número de votos tendrá el candidato de Convergencia y el Partido del Trabajo, Jesús González Schmall, quien por segunda vez va en pos de la Gubernatura. Lo hizo en 1993, cuando el candidato priísta triunfador fue Rogelio Montemayor. Postulado por una coalición de pequeños partidos, en que los más visibles fueron el PRD, el Verde y el ya extinto Demócrata Mexicano, el ex secretario general del PAN, precandidato presidencial en ese partido, obtuvo en su inicial incursión coahuilense sólo el 2.3% de los votos. Es posible que duplique ese porcentaje ahora, impedido para crecer por la polarización, de ya larga data y agudizada ahora, entre el PRI y el PAN.

Acción Nacional quedó muy lastimado por el triunfo de Humberto Moreira, que Jorge Zermeño, candidato panista y ahora embajador en Madrid, disputó aun en el Tribunal electoral del Poder Judicial de la Federación. Por esa causa, Moreira fue un ácido crítico de Vicente Fox y de Felipe Calderón, a quien todavía semanas antes de pedir licencia para encabezar el PRI reprochaba el escaso apoyo que las fuerzas federales ofrecieron a su gobierno ante la creciente inseguridad pública. Como muchos gobernadores priístas Moreira pretendió escoger tras esa coartada su propia incapacidad para preservar la tranquilidad de sus gobernados, muchos de los cuales anticipan que la postulación de Rubén Moreira significa más de lo mismo.