jueves, 12 de mayo de 2011

Vacante en cofetel.

En línea con una abulia que lo ha caracterizado y llega a extremos riesgosos, como los empates en la Suprema Corte, el presidente Calderón ha dejado un puesto vacante en el órgano de gobierno de la Comisión Federal de Telecomunicaciones. El lunes concluyó el periodo para el que fue nombrado Rafael del Villar, y el Ejecutivo se fue de viaje sin designar a quien lo reemplace. Es probable que lo haga en las próximas horas. Pero también es posible que, con buena o mala fe (como él dice de sus críticos) mantenga vacante el sillón para que, en caso de que las votaciones se dividan el presidente Mony de Swan ejerza su voto de calidad.

A pesar de que las telecomunicaciones son de primera importancia en la economía y el desarrollo social del País, y de la multitud de litigios que las caracterizan, Calderón ha sido omiso o lento en colmar la vacante que dejó hace cerca de un año Gabriela Hernández. Como si el asunto no fuera relevante, no hay titular de la Subsecretaría de Comunicaciones desde entonces. Ahora parece que será nombrado un responsable, pero la demora en hacerlo podría reproducirse en el caso de la Cofetel.

Del Villar vivió un periodo corto en ese órgano desconcentrado de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes. Fue nombrado comisionado de la Cofetel en mayo de 2006 por el presidente Fox, pero no pudo asumir entonces su cargo porque tanto él como el abogado Gonzalo Martínez Pous, igualmente designado entonces, fueron objetados por el Senado. Frente a ese obstáculo, Fox nombró a dos comisionados más Eduardo Ruiz Vega y Gerardo González Abarca.

Martínez Pous y Del Villar se inconformaron con la objeción senatorial por la vía del amparo, juicio que dos años después de iniciado fue resuelto en su favor. Los comisionados Ruiz Vega y González Abarca quedaron desplazados por mandamiento judicial y sus lugares ocupados por los quejosos triunfantes. Su llegada a la Cofetel fue mal recibida por el presidente del organismo, el ex senador Héctor Osuna, que había tenido la inverecundia de forzar su propio nombramiento en pago del empeño que como presidente de la Comisión de Comunicaciones del Senado hizo a favor de las reformas legales a las que por economía de esfuerzo se llamó Ley Televisa. Es que mientras litigaban su cargo en la Cofetel Del Villar y Martínez Pous fueron subsecretario y director jurídico de la SCT, cuando el secretario era Luis Téllez, el primero en admitir desde el Gobierno que los órganos reguladores habían sido cooptados por los sujetos regulados. De modo que por esa causa, y sobre todo por diferir respecto de los intereses a proteger, Osuna malquería a Téllez y viceversa, al punto de que quizá Osuna ordenó interferir el teléfono del Secretario y lograr con eso ponerlo en evidencia.

(Sin embargo, se acusó a la entonces recién despedida subsecretaria de Comunicaciones Purificación Carpinteyro de haberlo hecho y se le abrieron averiguaciones previas. Ha salido avante de procesos resultantes de acusaciones hechas directamente por la SCT, su antigua casa de trabajo, por la sencilla razón de que no sólo no mandó hacer las grabaciones sino que pretendió entregar una copia de ellas al propio Presidente de la República).

Esa animosidad entre Osuna y Téllez quedó clara cuando fueron conocidas expresiones digamos que ingratas del Secretario contra el presidente del órgano regulador, al hacerse pública la grabación de conversaciones telefónicas de Téllez con varios interlocutores, Ese desnudamiento se sumó a otra revelación que hacía poco había trascendido en el programa de Carmen Aristegui: cuando estaba a punto de ser nombrado por Calderón, y mientras descansaba en el Caribe con su familia y amigos, dejó conectado su teléfono a otro que sirvió de grabadora y recogió una entretenida conversación en que Téllez hablaba de los ex presidentes López Portillo y Salinas de Gortari. De este último, el ahora director de la Bolsa Mexicana de Valores dijo, literalmente, que se había robado media partida secreta. Todo eso reunido hizo que su posición fuera insostenible y Calderón lo despidió para dar lugar a Juan Molinar.

Quizá también por la misma razón, Osuna dejó su cargo el año pasado y fue nombrado en su lugar Mony de Swan, asesor estrella de Molinar. Ni el presidente Calderón ni el Secretario de Comunicaciones vacilaron en infringir la ley al designar a De Swan, que incumplía el principal requisito de ingreso al órgano de gobierno de la Cofetel: contar con reconocimiento por su trayectoria en materia de telecomunicaciones. Y aun lo pusieron a la cabeza de la Comisión apenas una semana después de su llegada.

Del Villar y De Swan divergieron en varios momentos, especialmente al acordarse la licitación 21. Del Villar votó en contra del dictamen que adjudicó un buen segmento del espectro radioeléctrico a Nextel (a causa de su original asociación con Televisa) con una minoría de votos. Por ese motivo, y pese al reconocimiento de su calidad como economista en materia de telecomunicaciones, no fue confirmado en su cargo como pudo hacerlo Calderón.

Al parecer, por la información que se desliza desde la casa presidencial, se busca sustituir a Del Villar con Alexis Milmo, coordinador de asesores de la oficina de la Presidencia. Apenas tiene unos meses en el cargo (pues reemplazó a Antonio Vivanco Casamadrid al ser éste designado director de la CFE) y ya se le estaría asignando un nuevo destino. Como es economista, del Itam y de Yale, acaso ignore que debe poseer calificaciones técnicas de las que carece.