lunes, 8 de agosto de 2011

SonreISSSTE

El asunto no es cosa de risa, pero para examinarlo conviene establecer la diferencia entre sonreír y reír, y especialmente reír de alguien. Es temprano para determinar si en el conflicto, que no es risible, entre el presidente Calderón y su aliada Elba Ester Gordillo, quién reirá mejor porque lo hará al último. En este momento parece que la derrotada es la presidenta nacional del SNTE y propietaria del partido Nueva Alianza. Pero es habilidosa y experimentada y en cualquier momento puede hacer que la situación del ISSSTE, que hoy disminuye su vasto poder, se torne su contrario.

La relación entre Calderón y Gordillo es compleja, porque concierne a varias parcelas del poder administrativo y político. Incluyó en beneficio de la lideresa magisterial la entrega de la dirección del ISSSTE, que ella encargó a Miguel Ángel Yunes. Pero a pesar de la importancia de esa institución, no es la zona gubernamental más importante con cuyo manejo pagó el Presidente los servicios que le permiten ser llamado así, prestados por Gordillo y su equipo magisterial-electoral. La dirigente mantiene a la cabeza de la Secretaría de Educación Pública, más allá de quien ostente la titularidad, a dos hombres de su estricta confianza, su yerno uno de ellos. Pero, amén de otros cargos en la propia SEP, y el control de mecanismos de tomas de decisión, el sistema educativo mexicano resiente la gran influencia sindical, porque la mayor parte de los secretarios estatales de educación fueron designados por el sindicato, es decir Gordillo, o bien independientemente de su origen están adosados a los designios de la lideresa.

Ese (como el de la Lotería Nacional) es un territorio intocado, sometido inequívocamente al gordillismo. Cuando se hizo evidente un conflicto entre la secretaria Josefina Vázquez Mota y Gordillo, Calderón optó por ésta y despidió a quien ahora se perfila como notoria opción electoral de su partido. El sucesor de la Diputada-precandidata, que también aspira a la candidatura presidencial se cuida en exceso. Y ya se sabe que para ejercer un mando administrativo de alto nivel es preciso contar con una cierta dosis de arrojo.

Pero en el ISSSTE las cosas cambiaron. Calderón aprovechó la coyuntura en que Yunes fue a encontrarse con la derrota veracruzana, para retomar el control de la institución que provee seguridad social a los empleados públicos. Permitió a Yunes designar a su sucesor, y sólo un año después, cuando se aseguró de que Jesús Villalobos estaría a su servicio y no al de Gordillo, lo ratificó y lo mantiene no obstante el asedio a que lo tiene sometido la central burocrática que es otro bastión de Gordillo.

El distanciamiento de Calderón y la profesora pasa también por el coqueteo del Panal con el PRI, con miras a las elecciones presidenciales. A nadie sorprende, nadie desconoce la doble cara que en esta materia muestra Nueva Alianza en elecciones estatales: ahora se alía con el PAN (como en Sinaloa, Puebla, Oaxaca, Veracruz) ahora entrega sus favores al PRI (como en Hidalgo y México). Pero una cosa es hacerlo en comicios locales y otra muy diferente alinearse con el PRI en la elección de Presidente de la República. El mismo papel determinante, con los mismos instrumentos, que el Panal tuvo en 2006 a favor de Calderón, podría tenerlo en provecho de Enrique Peña Nieto. Esa determinación, aunque apenas esté esbozada, escuece el ánimo de Calderón. Ante esa raspadura, Gordillo ha querido administrar un bálsamo a su socio. Y ningún terreno mejor para hacerlo que Michoacán, donde la candidatura de Luisa María Calderón será presentada por el PAN y el Panal.

También ha bajado de tono la impugnación a Villalobos en el ISSSTE. Todavía dirigentes de la Federación Democrática de Sindicatos del Servicio Público envían de tanto en tanto a representados suyos a que muestren al director general su rechazo. Pero lo hacen con desgano y sin ánimo de cumplir su amenaza principal, que es la de tomar las instalaciones centrales. El riesgo de Villalobos, a quien ostensiblemente apoya Calderón, ha cesado. Y ello le permite ignorar los reclamos de información de sus impugnadores, y echar a andar programas nuevos que hagan olvidar las carencias, deficiencias e irregularidades que padece el personal público, destinatario de los servicios de esa institución.

Al comenzar agosto Villalobos visitó el Hospital regional Adolfo López Mateos. Lo acompañaron su familia y principales colaboradores. Su propósito era “presenciar y constatar los beneficios del Programa SonreISSSTE, entre cuyos objetivos se destaca contribuir a disminuir el estrés generado por la hospitalización e incidir en un mejor estado de ánimo entre los pacientes y sus familiares”.

Se trata de hacer reír a unos y a otros. Es la aplicación de la risoterapia, practicada e impartida por “profesionales de las artes escénicas -payasos, mimos, magos, botargas, un grupo melódico y cantantes- como parte de una terapia integral a los derechohabientes de la institución”. El programa parte, según reza el infomercial de que tomo estas palabras de que “reír y estar contentos libera endorfinas en el organismo y ayudan al tratamiento de enfermedades crónicas, principalmente”.

No lo dice la nota pagada donde leo estos datos, pero para el personal médico, paramédico, administrativo del ISSSTE, sometido a sus propias tensiones por la falta de elementos para atender a los pacientes y sus familias, es una ayuda que en vez de malas caras vean rostros sonrientes: Aunque los mandones se rían de todos.