jueves, 31 de marzo de 2011

PAN-PRD: otras alianzas.

Con la presentación del informe final, que incluye los resultados definitivos, ayer concluyó el proceso de consulta en el Estado de México acerca de la alianza convenida, en principio, por Acción Nacional y el PRD. Esos partidos pidieron a Alianza Cívica y a Propuesta Cívica organizar ese ejercicio para conocer la opinión de los militantes y simpatizantes de esas formaciones políticas sobre la coalición que estiman necesaria para lograr la alternancia en una entidad que sufre gran atraso político por el dominio no sólo de un partido sino de un grupo dentro de ese partido.

Desde el mirador logístico y civil la consulta ocurrida el domingo pasado fue satisfactoria. Con escasos recursos fue posible instalar en la vasta geografía mexiquense casi un millar de mesas electorales, a las que acudieron cerca de 250 mil personas, que en una amplia mayoría votaron por el sí. La proporción fue de cuatro por uno: casi doscientos mil por la afirmativa contra casi cincuenta mil por la negativa. Movilizar a esa cantidad de ciudadanos, aparte los organizadores de la consulta, resultó un ejercicio de democracia participativa exitoso.

Alianza cívica, Propuesta cívica y el Consejo ciudadano de la consulta cumplieron a cabalidad la encomienda que los partidos les confiaron. Toca ahora a los partidos, en sus propios ámbitos adoptar las posiciones que la relación de fuerzas interna haga posibles. La conferencia de prensa efectuada ayer no era el espacio propicio para ese efecto, sobre todo porque se expresaba sólo una visión del conflicto que vive el PRD, y fue fácil embatir contra la otra visión que no tenía posibilidad de manifestarse.

A pesar de signos que hacia allá apuntan, no está dicho en definitiva que no cuajará la coalición en que se empeñaron las direcciones nacionales y estatales de PAN y PRD. Habrá que esperar, por lo tanto, el desenlace formal de la situación. Puede anticiparse, sin embargo, que si el PAN y el PRD en vez de coaligarse acuden a la elección de julio con candidato propio, abonarán el campo para que una vez más el PRI alcance la victoria, y el Gobernador saliente se afiance en su aspiración presidencial.

Mientras tanto, en dos entidades más donde también habrá elecciones para Gobernador en julio, las alianzas avanzan, aunque no sin tropiezos por lo que hace al PRD. En Coahuila, por ejemplo, la dirección estatal de ese partido, junto con las de Acción Nacional y Unidad democrática de Coahuila solicitaron registro para la coalición Por un Coahuila libre y seguro. Sin embargo, el dirigente del consejo estatal (órgano diferente del comité respectivo) impugnó esa petición, y con ello al menos estorbará que se concrete la alianza. Ésta, sin embargo, es necesaria para que el PRD participe en la contienda. A causa de su debilidad creciente, que lo llevó a perder su registro para participar en comicios locales, ha tenido que aceptar el papel no de aliado sino de adherente. Se ha reducido al tamaño del tercer partido de esta coalición, UCD, nacido en Ciudad Acuña como una iniciativa personal de Evaristo Pérez Arreola, dirigente del sindicato del personal administrativo de la UNAM, que al jubilarse se retiró a su ciudad natal de la que fue Alcalde.

El candidato de esa alianza es el panista Guillermo Anaya, senador por mayoría, y compadre del presidente Felipe Calderón. Ganó su escaño en Xicoténcatl de manera muy holgada: más de cien mil votos sobre el PRI, que obtuvo la Senaduría de minoría. Pero la fuerza del PAN en 2006 se debió al efecto Calderón. Dos años después, en los comicios locales, el poder de la familia Moreira se desplegó al punto de casi volver al carro completo en la elección legislativa (el PRI ganó 18 de los veinte distritos electorales) y el mayor número de municipios desde que el PAN se había vuelto competitivo y ganado, por ejemplo, la Alcaldía de Torreón, que está de nuevo en manos priístas. Como se sabe, ahora el candidato del tricolor en Rubén Moreira, hermano del presidente nacional del PRI, que pidió licencia para que medie un cierto lapso y no sea tan ostensible la transmisión del mando de un hermano a otro.

A diferencia de Coahuila, en Nayarit el pacto entre PAN y PRD se fabricó en torno de un candidato perredista, con Acción Nacional como adherente. Pero podría fracasar si prosperan las tensiones dentro del segundo de esos partidos, y también las que no se finiquitaron en el PRI. Los partidos principales (y el pequeño Partido de la Revolución Socialista) convinieron en que el candidato sea Guadalupe Acosta Naranjo. Pero ha surgido una singular oposición a su candidatura, con la que tiene que lidiar para consumar su propósito.

Lo encara su compañera de bancada Marta Elena García de Echevarría. Su esposo fue Gobernador en 1999, arropado por una ancha coalición con la que venció al PRI, su partido de toda la vida. A poco andar en su Gobierno perdió su condición de aliancista y enfrentó la oposición de algunos de sus apoyadores, no del PAN a que se afilió. Su esposa pretendió que ese partido la postulara para reemplazar a su marido. Al no conseguirlo, se sumó al PRD, que en 2009 la hizo diputada federal y ahora, con el visto bueno de los grupos contrarios a los chuchos, podría poner en aprietos a Acosta Naranjo. Eso, sin contar con la resaca del proceso interno priísta. El alcalde Roberto Sandoval se registró como candidato único, pero los senadores Raúl Mejía y Gerardo Montenegro no quedaron satisfechos y acaso alguno buscará ser postulado por un sector de la oposición.