viernes, 29 de abril de 2011

Verde, color de la impunidad.

Salvo que en las próximas horas la Cámara de Diputados designe a los tres consejeros del IFE en cuyo nombramiento ha sido omisa desde octubre pasado, esa deficiencia legislativa servirá al Partido Verde para eludir la colosal, y merecida, multa por 288 millones de pesos que no pudo asestarle la autoridad electoral por las desvergonzadas y contumaces violaciones a la ley en que incurrió en la campaña federal de 2009.

Aunque cuatro de los seis integrantes del consejo general coincidieron en que ese partido maniobró para contar con propaganda televisiva en aquel proceso electoral, no obstante estar prohibido contratarla, a la hora de fijar el monto de la sanción la consejera Macarita Elizondo votó en contra. De ese modo, unida su decisión a la de sus compañeros Francisco Xavier Guerrero y Marco Antonio Baños (ostensiblemente favorables al PRI y, por ende a su sucursal verde) se frenó la imposición de la multa, pues fueron también tres los consejeros inclinados a establecerla: el presidente Leonardo Valdés y los consejeros Benito Nacif y Alfredo Figueroa.

Con la desvergüenza que lo ha caracterizado, el Verde urdió maniobras para hacerse presente en la televisión comercial. Por un lado, en una telenovela un actor (que reconoció haber sido contratado para ese efecto) portó camisetas con la leyenda “Soy verde” como si fuera parte de la trama. Y, por otro lado, hizo que propaganda impresa en sendas revistas (TV Novelas y Vértigo, asociadas respectivamente a Televisa y TV Azteca) fuera desplegada ante las cámaras y resultara en mensajes televisados. Esa y otras añagazas permitieron que ese partido, verde sólo en apariencia, ganara más de dos millones de votos e integrara la mayor bancada de su historia, que refuerza la de su matriz priísta con lo cual logran mayoría simple, lo que el PRI no conseguía desde 1997.

Denunciado desde aquel entonces el ardid, la Comisión de fiscalización del IFE, ante la imposibilidad de probar que se había pagado por esa propaganda, logró caracterizar los mensajes ilegales como aportaciones en especie no reportadas, con cuyo importe el partido tramposo rebasó el tope de gastos en campaña.

El Verde, y los consejeros que votaron en su provecho, consideraron descomunal la sanción, la tercera de mayor monto en la historia del IFE, solo inferior a las que se impuso respecto del proceso electoral de 2000 al PRI y a la coalición del PAN y el propio Partido Verde. Pero hay proporcionalidad entre la infracción y la pena, pues los mensajes amañados a partir de la revista TV y novelas se difundieron cuatrocientas veces. Cada vez que salía al aire un spot de esta índole se producía un efecto en los televidentes y también se generaba una violación legal, por lo que es dable, y es necesario, que a cada falta corresponda una sanción. De allí su importe: 264 millones 178 mil 365 pesos (más 24 millones 556 mil 285 por la difusión de los mensajes derivados de la publicidad impresa en Vértigo y difundidos por TV Azteca).

En la fijación de la multa cuenta el hecho de que el Verde es un partido reincidente. En el mismo proceso de 2009 infringió la ley antes que comenzara el periodo de campaña. Con la argucia de difundir actos de rendición de cuentas de sus legisladores, ostensiblemente realizó propaganda electoral, que fue sancionada en dos momentos por el IFE, hasta por un monto de veinte millones de pesos. Sin embargo, la sala superior del Tribunal electoral del poder judicial de la federación revocó esa decisión y otorgó con ello patente de corso al Verde, que la ha utilizado a placer, sin temor alguno a que se aplique en su contra la ley que sanciona a los infractores.

La inverecundia de ese partido no reconoce límites. En la sesión de anteayer, cuando el empate de los consejeros del IFE lo puso a salvo de ser multado, el senador Arturo Escobar emprendió un colérico ataque contra los votantes inclinados a hacer cumplir la ley. Poco participativo en el debate parlamentario, ha sido conocido más bien por su activismo electoral. En julio de 2009 viajó a Chiapas portando un millón de pesos, claramente destinados a gasto electoral, en la jornada respectiva, sin que tampoco le fuera impuesta ninguna sanción. En la sesión del miércoles estuvo acompañado por el diputado Jesús Sesma (que suplió ex profeso a la habitual representante del partido ante el consejo general). Sesma no fue elegido en los comicios de hace dos años. Era suplente de una candidata de su partido, a la que después se desplazó y a la que se incluyó en la planilla para engañar a la autoridad que demanda el cumplimiento de la cuota de género.

Conductas como esa, repetidas sin límite, definen al Verde, que es un partido genéticamente truculento. Es patrimonio de la familia de Jorge González Torres. Su fundador y primer presidente era un político priísta convencional al mismo tiempo que se dedicaba a sus negocios en el equipamiento hospitalario (variante de la dedicación empresarial de sus hermanos, vocados al ramo farmacéutico), favorecido por el hecho de que su suegro, el doctor Emilio Martínez Manautou figuró en los gabinetes de Díaz Ordaz y López Portillo, que lo hizo gobernador de Tamaulipas. Heredó el partido a su hijo, Jorge Emilio González Martínez, alias El Niño Verde, que ha recorrido sin descanso la ruta parlamentaria (asambleísta, diputado federal, senador).

Tras haberse aliado al PAN en 2000, se transformó en sucursal del PRI y es la cara parlamentaria de las televisoras integrantes del duopolio.